Reseña
Escucha, pequeño hombrecito no es un documento científico sino un documento humano.
Fue
redactado en el verano de 1947 por los archivos del Instituto Orgónico y
no estaba destinado a publicarse. Es el resultado de tempestades y
luchas interiores de un hombre de ciencia y médico que ha observado
durante decenios, primeramente como ingenuo espectador, después con
asombro y por fin con horror, lo que el hombre de la calle se inflinge a
sí mismo, como sufre y se revuelve, como admira a sus enemigos y
asesina a sus amigos; como en el mismo momento en el que accede al poder
asumiendo la función de representante del pueblo abusa de su poder y
actúa peor de lo que antes tuvo que sufrir debido a ciertos sádicos de
clases superiores.
Estas conversaciones dirigidas al «pequeño hombre» son la replica silenciosa al comadreo y la calumnia.
Es necesario que el hombre de la calle aprenda lo que pasa en un
laboratorio de investigación, que sepa cómo lo ven los ojos de un
psiquiatra experimentado.
Debe tomar contacto con la realidad, pues ésta
es la única capaz de contrarrestar su perjudicial anhelo de autoridad.
Debe darse cuenta de la responsabilidad que asume cuando trabaja, ama,
odia o se entrega al chisme.
Debe saber cómo se puede convertir en
fascista, ya sea de la variedad roja o negra. Es imprescindible que
quien luche por salvar vidas y por la protección de sus hijos o nuestros
futuros hijos (que son nuestra única esperanza) debe ser tan adversario
del fascista rojo como del negro. El fascismo es una ideología que
surgió en Europa, entre las guerras.
Después de leer el libro, en la actualidad yo lo asocio con todos
los problemas que en la actualidad estamos enfrentando, desde los
problemas políticos y sociales, hasta los que tienen que ver con la
salud, las catástrofes naturales, provocadas por nosotros mismo, por lo
que el autor refiere como orgón, por nuestras energías y aptitudes que
tenemos ante la vida misma. Este libro nos hace recapacitar, lo lejos
que estamos de aquellos idealistas, que por un sueño cambiaron nuestra
forma de vivir la vida, los que lucharon por un mundo mejor, los que
escucharon precisamente a ese pequeño hombrecito, que todos llevamos
dentro, a ese mismo que muchas veces callamos y no negamos a escuchar,
por ideologías y corrientes políticas
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